El Club Allard es uno de nuestros restaurantes favoritos. Y lo es porque reúne las características que nosotros le pedimos a un gran restaurante: ambiente elegante y relajado, servicio de sala de alto nivel, producto de calidad y creatividad en las elaboraciones. Un detalle que nos gusta es que el chef Diego Guerrero sale a tomar la comanda y a comprobar, al final de la cena, si todo ha sido del agrado de los comensales. Hemos recomendado El Club Allard en numerosas ocasiones y siempre hemos triunfado con la recomendación.
Tuvimos la suerte de conocer El Club Allard antes de la primera estrella Michelin que merecidamente le concedieron en 2007. Desde el primer momento nos dimos cuenta de que estábamos ante un gran restaurante. Año tras año hemos ido siguiendo su evolución y nos hemos alegrado de comprobar que no nos equivocamos en nuestra primera impresión. La concesión de la segunda estrella en noviembre pasado viene a premiar la trayectoria de un Diego Guerrero que se encuentra, en nuestra opinión, en un momento cumbre de creatividad.
Visita 13 de Julio de 2012
Hace más de un año que no hemos estado en el Club, no por falta de ganas de volver sino más bien por falta de tiempo, ¡este ha sido un año de locos!
Comenzamos la noche con unos vermouth mientras Diego nos tomaba la comanda.
El menú revolución se presentó con una tarjeta de pasta de arroz y tinta donde rezaba "Bienvenidos a la Revolución Silenciosa" que se mojaba en una rica emulsión de crema de cacahuete.
El primero de los snacks fue la trufa de caza con tierra de setas, serrín de foie y humo de tomillo. En una especie de pecera hueca por debajo se presenta este plato; cuando se levanta esta se percibe un aromático humo de tomillo. La sabrosa falsa trufa de caza es acompañada por un sutíl foie rallado y unas láminas de trufa de verano. Nos gustó mucho aunque este plato seguro que mejora con una buena trufa blanca, en temporada.
El segundo de los snacks fue un viejo conocido, el mini babybell de camembert trufado que ya hemos tomado en otras ocasiones. Aunque no nos importa repetir en esta ocasión tal vez hubiéramos preferido algo nuevo.
Continuamos con Tapa de Pez mantequilla. Primero se toma un caramelo de algas con forma de oblea que hace de cama de un estupendo trocito de pez mantequilla y después deja al descubierto un tremendo sukiyaki, donde Diego ha sabido superarse con esta para nosotros su mejor versión del caldo. También se puede tomar todo junto. Nosotros preferimos la primera opción. El sukiyaki fue de lo mejor de la noche donde sabor, nitidez, potencia y elegancia se unen para lograr un gran disfrute del paladar.
Seguimos con un papillote de setas y verduras de temporada, que si bien esta bien planteado al plato le faltaba algo.
El siguiente plato pedimos a Diego que nos lo incluyera en el menú, para nosotros el más clásico y representativo. El huevo con pan y panceta sobre crema ligera de patata es un valor seguro y un placer en la boca.
El primer pescado de la noche fue un Lorito con verduras de temporada de "La Finca de Los Cuervos" y sal de Araña, que hubieramos cambiado por la Torrija de pan tumaca con sardina en aceite. El pescado estaba muy tierno pero algo insípido.
El Rejo funghiformis con alioli de wasabi pudimos tomarlo en otra ocasión con sepia. Un plato que la primera vez nos impresionó algo más que esta. Entran de nuevo en juego las texturas con un excelente sabor.
El mero al horno con ajoblanco de ajo negro, caldo de sus propias espinas y Pu-her de canela y limón, es de matrícula, casi llega a la altura del rubio con un caldo corto de azafrán, aire de coco y erizo de mar que tomamos el año pasado y que es sin duda uno de los pescados que persisten en nuestra memoria gustativa.
El plato de carne consistió en un donete de carrillera y trufa, el último de los trampantojos salados de la noche. Buen relleno de carrillera con trufa.
Cambiamos al dulce con un Rompope refrescante. Versión de esta típica bebida mexicana en vaso granizado con helado y migas de sacher.
La pecera, qué decir de este postre, simplemente que nos encanta y no nos importa repetirlo una y otra vez.
El último trampantojo, el huevo poché. Gran cáscara de chocolate con leche que al partirla deja paso a una clara de gelatina de leche de coco y una yema líquida de mango. Un gran aplauso para este sorprendente postre.
Con el café nos sirvieron unos petit fours de croquetas de chocolate blanco y otras de chocolate negro con avellana. Divertidas y ricas.
Todo esto lo acompañamos con Gosset Brut Excelence y terminamos la velada con unos GT´s de Mombasa.
La única nota negativa que vamos a poner es que nos trajeron la cuenta sin pedirla, había otras mesas todavía en la sala; un restaurante de esta clase no puede tener prisas salvo que sea una situación anormal. Lo mejor de todo es que si hubiesen estado en la sala la habríamos pedido, puesto llevabamos un rato esperando a que entrara un camarero para hacerlo. Una norma de un buen comensal cuando está en una sobremesa es pedir la cuaenta antes de que se levante la última mesa.
Otro pequeño detalle es que tuvimos que solicitar una copia del menú que habíamos degustado y que irregularmente no nos facilitaron como al resto de las mesas.
El Club Allard
Ferraz 2
28008 Madrid
Tel.: 915590939
2 menús revolución: 213,44 euros.
2 vermouth: 11,88 euros.
Gosset Brut Excelence: 66,80 euros.
2 Gt´s de Mombasa: 37,80 euros.
Agua: 5,40 euros.
Visita 5 de Marzo de 2011
Como es habitual, Diego Guerrero se acercó a nuestra mesa para confeccionar con nosotros el menú. Siempre tomamos el menú intermedio en el que, con un precio de 68 euros + IVA, se puede disfrutar de 2 snacks, 3 entradas, 1 pescado, 1 carne, 1 prepostre y 2 postres. En esta ocasión, siguiendo las indicaciones de Diego y nuestra experiencia de "veteranos" en este restaurante, optamos por una mezcla de platos clásicos y de nuevas creaciones.
Tras probar unos panes de gambas y de sardinas que nos esperaban en la mesa y que acompañamos con unas cervezas
empezó el disfrute con los dos snacks, que ya conocíamos pero que de los que nos gusta repetir:
minibabybell de camembert trufado: cremosa textura con envoltura gelatinada.
y el sukiyaki, caldo japonés con espuma de huevo, cremoso y reconfortante.
A continuación, y como entradas:
Torrija con pan tumaca y sardina en aceite: se recomienda sacar la sardina del tarro de aceite en el que se presenta y ponerla en el pan (el agua de rosas es para lavarse las manos). Se trata de una esponjosa torrija que es una reinterpretacion del clásico pan tumaca. Además es un plato divertido y original en su presentación .
Huevo con pan y panceta sobre crrema ligera de panceta: cuesta prescindir de él.
Sepia y fungiformes. Un plato elegante donde se juega con texturas crujientes.
El plato de pescado consitió en rubio con un caldo corto de azafrán, aire de coco y erizo de mar. Intenso sabor a pescado de roca y azafrán con sutiles toques de erizo.
El prepostre: la maceta. Flan ligero de jengibre y tierra de tarta sacher.
Primer postre: la pecera: crema de yogur, blue curaçao, frambuesa chocolate blanco y chocolate negro.
Segundo postre: la vela: mazapán bañado en fresa, helado de módena con vino dulce de misa. Otra presentación original y divertida. De la vela se come todo menos la mecha.
Los petit fours volvieron a venir presentados como La Playa.
Una botella de André Clouet Grande Resérve Grand Cru acompañó la cena brillantemente.
Total factura: 202,01 euros.
2 menús intermedios: 146,88 euros.
2 cervezas 9,72 euros.
André Clouet Grande Resérve Grand Cru: 45,41 euros.
Visita 20 de Marzo de 2010
No sabemos si es el mejor restaurante de Madrid, pero a nosotros es el que más nos gusta. Nos sentimos muy a gusto en El Club Allard. Es de agradecer que, cuando te saludan, se acuerden de que ya has estado más veces allí. Esa sensación de "clientes habituales" es agradable, aunque no nos hace dejar de ser críticos, y nuestro nivel de exigencia no se relaja por ello.
Desde el principio pudimos comprobar que se mantiene el alto nivel de este restaurante: el ambiente elegante, la amplia separación entre mesas impecablemente vestidas y equipadas, el servicio perfecto, pero a la vez cercano...
Y la cocina de Diego Guerrero, que nos sigue encantando.
Como es habitual, Diego confecciona el menú con los clientes. En nuestro caso quisimos repetir el Huevo con pan y panceta sobre crema ligera de patata, y el resto lo dejamos a su elección dentro del menú intermedio.
Los aperitivos fueron:
Mini babybel de camembert trufado, excelente textura, sabor y presentación... Ya lo habíamos probado en alguna otra visita y nos sigue gustando.
Sukiyaki, buen sabor y cremosa espuma de huevo. Este plato era nuevo para nosotros.
Después pasamos a las entradas:
Ceviche de carabinero, otra novedad. Delicioso de sabor y textura.
Rodaballo salvaje al perfume de albahaca y cebolleta tierna: un prodigio de sabor y punto perfecto del pescado. Sobresaliente.
la pecera otro plato creativo que ya conocíamos y que nos encanta.
café y puro: de nuevo un trampantojo que estaba delicioso.
Con los cafés, otro guiño con los petit fours que vienen presentados en una especie de playa con su rastrillo y todo.
Acompañamos la cena con un André Clouet Grande Resérve Grand Cru, que se está convirtiendo en nuestro champán de cabecera ultimamente.
La cena fue perfecta. El menú conjugó varios clásicos del restaurante con algunas creaciones nuevas y salimos tan satisfechos como siempre.
Total factura: 204,48 euros.
2 menús clásicos: 145,52 euros.
2 cervezas 9,63 euros.
André Clouet Grande Resérve Grand Cru: 43,98 euros.
Visita 20 de Junio de 2009
Primera visita desde que sustituyeron la carta por los menús.
En realidad las opciones de menú, que en la carta aparecen como menú vegetariano, menú clásico y del mercado a la mesa, son corto, medio y largo.
Diego Guerrero confecciona el menú con los comensales. En nuestro caso el apetito era medio-alto, así que nos preparó un menú medio con el que quedamos muy satisfechos.
Empezamos por dos aperitivos:
Coronita de té de jazmín y coco.
Mini Baby-bell de camembert truffé.
A continuación las entradas:
Huevos con pan y panceta sobre crema ligera de patata. (no podían faltar)
Bombón de bacalao al pil-pil, esponja de brandada y churros de pan de ajo.
El Carabinero en su propia gabardina con algas salteadas e ito togarashi.
Como platos principales:
Rape rebozado con Dipsea carnosa y salsifi.
Kebab de cordero.
Y los postres:
La pecera (Coral de chocolate blanco y polvo de frambuesa, crujiente y blue curaçao).
Chupito de chocolate con churrros.
Petit Fours:
Nube de piruleta
Gominola de blue curaçao
Financier de Té verde con algas y sésamo negro
Mikados de Kikos
Para beber elegimos Abadía Retuerta Selección Especial.
Nueva visita al Club y nueva satisfacción. Con la sustitición de la carta por los menús el importe de la cuenta final ha subido con respecto al año pasado (algo poco habitual en estos tiempos de crisis). Antes estaba por debajo de su precio, ahora el precio es acorde a la categoría del restaurante.
Cuentas aparte, la visita al Club Allard sigue siendo imprescindible en Madrid.
El servicio sigue siendo impecable y la cocina de Diego Guerrero sigue rayando a gran altura, combinando sus elaboraciones ya clásicas con nuevos platos que mantienen el nivel.
Habrá que volver pronto.
Total factura: 187,14 euros.
2 menús clásicos: 145,52 euros.
2 cervezas 9,63 euros.
Abadía Retuerta Selección Especial: 32 euros.