jueves, 24 de febrero de 2011

Eccola Kitchen Club: See & be seen

Manuel Quintanero, presidente del Club Gastronómico Millesimé y copresidente de Madrid Fusión, nos presenta Eccola Kitchen Bar, el sitio más cool de la actualidad madrileña.
Si no sabes lo que es o donde está, nunca dirías al pasar por Diego de León 3 lo que hay dentro. Como uno de esos clubes clandestinos, Eccola cuenta con una discreta entrada flanqueda por dos cuasicancerberos. Según se accede escaleras abajo se va formando el mismo halo de misterio que a la entrada de Hakkasan Londres. Tras las puertas se desvela un único espacio dividido en varios ambientes con una impactacte y moderna decoración, sin llegar al minimalismo o al estilo barroco se mezclan diferentes estilos para dar lugar a un gin bar, cóctel bar, restaurante, zona privada y zona lounge. En el centro hay una alargada barra iluminada con taburetes altos para cenar a la carta al más puro estilo Buddakan NY.
El privé es una zona acristalada que cuenta con una cava donde el equipo de Lavinia ha hecho una selección especial de vinos internacionales que se pueden tomar por copas o por botellas. Los precios son los mismos que en la tienda más el descorhe. La selección cuenta con referencias como Petrus, Chateaux Margaux, Chateaux Latour, Chateaux Lafite, Insignia de Napa Valley, Romanee Conti, Bollinger o el Dom Perignon. Aunque el nombre incite a pensar lo contrario se puede acceder libremente a esta zona.


Tanto en la parte exterior del privé como al fondo en la barra se puede picotear de forma más informal.
Desde las 18,30h hasta las 02,30h, de lunes a sábado, se puede ir a este local concebido como afterwork, sitio para quedar o tomar una copa y eso lo que fielmente ofrece, dejando en un segundo lugar la cocina dirigida por Carlos Rojas.

Visita 23 de Febrero de 2011

Ayer quedamos con Pilar para picar algo tras el trabajo, ya conocíamos el sitio porque hace unas semanas habíamos ido sin reserva y no nos pudimos quedar porque estaba lleno.
Al llegar nos llevaron  los abrigos al guardarropa inmediatamente, pedimos un sitio para picar algo y nos ofrecieron la barra del fondo y la barra exterior del privé; nos decidimos por esta última que estaba menos ocupada.
Pedimos una ensladilla rusa que nos pareció uno de los mejores platos, buen sabor.



Las croquetas de jamón y espinacas, buenas sin más.



La tortilla de patata y cebolla caramelizada estaba correcta, aunque no parecía recién hecha.



Los fingers de pollo con salsa de mostaza estaban bastante sosos y algo grasos.



Terminamos con unas albóndigas de buey sabrosas y deliciosas, sin duda el mejor plato, a pesar de que la carne estaba algo dura.



En resumen, Eccola es un buen sitio para ver y ser visto, ideal para tomar unas copas, dará mucho que hablar.




sábado, 19 de febrero de 2011

Kabuki Wellington

Kabuki Wellington se ha convertido ya en un clásico. El establecimiento bandera de Ricardo Sanz es, por ambiente, servicio, producto y elaboraciones, el mejor restaurante japonés de Madrid. Platos como el usuzukuri de toro con pan tumaca o los nigiris de erizo, pez mantequilla con trufa o huevo de codorniz con trufa son eso, platos ya clásicos, de los que uno no se cansa de repetir.
Situado en el hotel Wellington, al principio de la calle Velazquez, la decoración moderna y lujosa del restaurante está acorde con su ubicación. Estamos en un restaurante de alto nivel merecedor de la estrella Michelin que ostenta desde hace dos ediciones de la guía roja.
Para los no iniciados, bucear en la carta de Kabuki conlleva un alto riesgo de perderse. Se trata de una carta bastante amplia y en la que lo habitual no es pedir entrada o primer plato, segundo y postre. Se trata de pedir nigiris, sashimis, quizás alguna carne de waygu o Valles del Esla, y ahí aparecen las dudas en cuanto a las cantidades, a si estamos pidiendo demasiado o nos estaremos quedando cortos. Afortunadamente, si el caso es este último, no hay ningún problema en pedir algún nigiri adicional a última hora si vemos que nos quedamos con hambre o simplemente por repetir  de aquel que nos haya gustado más.

Visita 18 de Febrero de 2011

Un Kabuki sin nigiri de erizo es un poco menos Kabuki. Estamos en plena temporada de erizo, pero cuando hay temporal no suele haberlo. Así que nuestro camarero nos dio una alegría cuando nos confirmó que sí tenían.
Comenzamos la cena con un aperitivo de algas acompañadas por una cerveza Asahi y un Martini. Un aperitivo bastante sencillo pero que sabe muy bien.


Después, un plato que no habíamos probado antes: la ensalada de langostinos con copos de maiz. Textura crujiente y buen sabor.


A continuación uno de esos platos imprescindibles: media ración de usuzukuri de toro con pan tumaca. Deliciosa combinación de atún toro con pulpa de tomate y corteza de pan desmigada. Textura y sabor espectaculares.

 
 

Media de sashimi de salmón. Plato muy simple pero de nuevo una textura sobresaliente. 



Y llegaba el festival de nigiris. A cual más delicioso.



Huevo de codorniz con trufa.


Pez mantequilla con trufa.


Mini hamburguesa de kobe.
  

Toro flambeado con azúcar moreno.




Y el plato fuerte, 6 piezas de nigiri de erizo, tan delicioso como siempre.



 

A continuación un maki, quizás lo más flojo de la noche, el cono de huevas de salmón con huevo de codorniz.


Y el plato de carne, costillas de buey waygu, mucho más recomendables que el lomo de waygu. Pura mantequilla, la carne se deshacía en la boca.


  
Terminamos la cena con una torrija con helado de vainilla. Muy rica.



 La carta de vinos de Kabuki es amplia pero nosotros aquí lo tenemos claro. Nos gusta el champagne con la comida japonesa y aquí el André Clouet lo tienen a un precio muy competitivo así que tomamos un André Clouet Grande Resérve Grand Cru.

El servicio fue muy atento y profesional en todo momento.
Como notas negativas, el ritmo fue lento en exceso entre alguno de los platos y echamos de menos unos petit fours con el café. La experiencia global tan espectacular como siempre.

Total factura: 233 euros.
André Clouet Grande Resérve Grand Cru: 42,70 euros.
Martini: 4,75 euros.
Asahi: 4,75 euros.
Agua Cabreiroá:4,60 euros.
2 Cafés: 7 euros

 Visita 20 de Febrero de 2010

Primera visita de Sambuquita al completo a Kabuki Wellington para celebrar cumpleaños.
Tomamos varios nigiris
Insuperables los de erizo.


Deliciosos también los de huevo de codorniz con trufa, pez mantequilla con trufa y hamburguesa de waygu.

 


También probamos el de gamba dulce, vieira, calamar, tortilla y langostino, salmón, atún, pescado blanco y huevas de salmón, además de unos makis de atún.



Antes también habíamos tomado un sashimi de salmón, y terminamos con carne de waygu.


Mención especial para el usuzukuri de toro con pa amb tomaca, que es un bocado absolutamente exquisito.



Rematamos con unas texturas de chocolate, que mantuvieron el buen nivel.


Acompañamos todo con un champagne André Clouet que estuvo al alto nivel de toda la cena. Muy bien elegido por la cumpleañera.
El local y el ambiente muy agradables y el servicio muy correcto.
Para repetir y repetir.

Total factura: 210,40 euros.
2 Asahi: 9 euros.
André Clouet: 40,70 euros.
2 cafés: 6 euros.




martes, 15 de febrero de 2011

VADEBACO: Bar de vinos y restaurante

Vadebaco es un lugar de referencia en cuanto a vinos se refiere en el centro de Madrid, donde se aunan la pasión por los caldos y la gastronomía de los dueños que bien lo reflejan en su oferta gastronómica.
Ubicado cerca de Opera, en Campomanes 6, el local, con una decoración contemporánea donde predominan los tonos oscuros, se divide en una zona central, donde está el comedor y a los lados dos barras: la primera para cócteles y la segunda con unas mesas altas, la de los vinos, donde aparte de comer más informal, se pueden tomar vinos por copas.
Nosotros siempre vamos a la barra del fondo, que nos permite cenar a base de tapas elaboradas.
En casi todas las ocasiones hemos pedido lo mismo.
Ensaladilla rusa, muy buena, imprescindible.



Pulpo a la gallega con patata morada gallega.



Croquetas de jamón, presentadas con forma esférica, crujientes por fuera y firmes por dentro, buen sabor. Las de gambas no nos gustan tanto.



Burger de wagyu. Presentada casi cruda, hacerla más sería estropear el producto, con queso y rúcola, viene acompañada de unas patatas fritas caseras. Nos gusta más que la de rabo de toro. Un imprescindible.



Arroz negro meloso con sepia, no tenemos foto, pero podemos decir que es una buena tapa, el arroz en su punto y muy sabroso.
Carrillera de ternera con mariquitas y crema de calabaza. Muy buena tapa, otra imprescindible.



De postre brownie con helado de violeta, jugoso bizcocho de chocolate templado. Dulce final.



Total factura: 38 euros.
3 cañas: 6 euros.

domingo, 13 de febrero de 2011

Viavélez

Viavélez abrió sus puertas en Enero de 2008 y es el restaurante madrileño de Paco Ron, cocinero asturiano de larga trayectoria que llegó a ostentar una estrella Michelín en 1998 en su Taberna de Viavélez, en el pueblo asturiano del mismo nombre.
El restaurante está situado en la esquina de la calle Comandante Zorita con General Perón. En la planta de la calle está la zona de barra mientras que en la planta sótano se encuentra el comedor, elegante y sobrio, decorado en tonos claros y neutros.
Viavélez ofrece una cocina basada en los sabores tradicionales y en el buen producto tratado con técnicas actuales.

Visita 12 de Junio de 2010

Bien aconsejados por el maitre, elegimos el menú degustación corto de 55 euros (hay otro de 65 euros con dos entradas más y quesos), compuesto por dos entradas (que en nuestro caso fueron tres), un pescado, una carne y dos postres. El menú se compone de platos de la carta que elige el chef Paco Ron en función del mercado y del perfil de los comensales, pero atento a los gustos y sugerencias de éstos.

Empezamos con un aperitivo, gazpacho con escalivada de anchoa, suave y cremoso y con una anchoa de gran calidad.



La primera entrada fue el salpicón de bogavante, quizás algo soso, lo más flojo de la noche.



Subió el nivel a lo más alto con la segunda entrada, las patatas a la importancia con almejas, plato emblemático de la casa con una fama bien merecida. El caldo que las acompaña, de berberechos, almejas y perejil, ya por sí solo justificaba el plato. Las patatas, confitadas, melosas, acompañadas de unas buenas almejas, completaban un plato excepcional.



La tercera entrada, que amablemente añadieron a nuestro menú, fue el royal de pato, de sabor intenso.



La merluza con salsa de guisantes, pil pil de patata y cebolla confitada mantuvo el nivel de producto y de nuevo una elaboración que lo resaltaba en un plato sobresaliente.



La carrillera con puré de patata, punta de espárrago verde, senderuelas y zanahoria escarchada. De nuevo un platazo, magnífica combinación de la carrillera y el puré de patata (magnífico este último, parecía crema), aunque las senderuelas y la zanahoria no le aportaban mucho.



El primer postre, crema inglesa con granizado de manzana verde y regaliz, era más bien un prepostre, muy refrescante.



El segundo postre, la cepa, helado de pistacho con ramas de chocolate con menta y polvo de chocolate con pistacho y gelatina de amaretto.



Con los postres nos invitaron a un Tokaji Oremus, de nuevo un detalle muy de agradecer.

El café vino acompañado de petit fours, crujiente de vainila, gominolas de piña y frambuesa, y trufa.



Acompañamos la cena con André Clouet Grande Reserve Grand Cru, que en esta ocasión fue rosé a sugerencia del maitre. La carta de vinos es muy variada y con muchas referencias interesantes a precios no demasiado elevados.

En resumen, un gran restaurante al que seguro que volveremos en breve.

Total factura: 167 euros.
2 cervezas: 7,50 euros.
André Clouet Rosé: 49 euros.

domingo, 6 de febrero de 2011

Restaurante Piñera

Piñera es un restaurante de cocina de mercado, que se caractariza por la buena calidad de la materia prima y el excelente servicio de sala. Situado en el número 12 de la calle Rosario Pino de Madrid, contrasta positivamente con los asadores de la zona. La decoración del local es ecléctica con toques modernos y las mesas tienen una separación adecuada.
En nuestra primera visita a Piñera no quedamos del todo satisfechos con el servicio, así que teníamos ganas de volver para comprobar que aquélla sólo fue una mala noche.



Visita 5 de Febrero de 2011

Tras una cerveza y un Martini que vinieron acompañados de unas aceitunas gordal, nos trajeron el aperitivo: muslito de codorniz con su huevo y salsa de ciruelas, sabor delicado para un buen inicio.



A continuación la primera entrada que elegimos, anchoas del cantábrico y sardinas con tomate kumato, excelente materia prima.


Nuestra segunda entrada fue guiso de pulpo y papada con tubérculos: un plato muy sabroso en el que un dado de papada combinaba perfectamente con el pulpo guisado y la crema de tubérculo.



Los platos principales fueron:
Bacalao con queso camembert y caldo dashi: perfecto de punto, con un sabor limpio. La acertada  combinación de los tres elementos hacen de éste uno de los mejores platos de bacalao que hemos disfrutado últimamente.


Rape negro de Celeiro caramelizado. De nuevo buena materia prima y rica elaboración. Buen plato aunque quizás ligeramente pasado de punto.


De postre repetimos las crepes suzette, que preparan en sala con las ya habituales incidencias con los hornillos. Profundo sabor a naranja que lo hacía un postre ligero.


La carta de vinos es bastante amplia con precios moderados. Nosotros tomamos un champagne David Leclapart L'Amateur excepcionalmente servido por el sumiller, llenando muy poco las copas cada vez para que no se calentase, pero sin despistarse en ningún momento.
Tampoco hubo despistes en el servicio del pan, que además era de muy buena calidad. Nosotros probamos el de tomate y el de pasas.
Tras los cafés vinieron los petit fours: lingote de gelatina con arándanos, minibrioche y cereza de manzana.


Terminamos la velada con unos gin-tonics de Mombasa con Fever Tree, muy bien preparados.


Dejamos para el final el comentario acerca del servicio, impecable en todo momento. Tanto el maitre, como el sumiller y los camareros, estuvieron pendientes de nosotros en todo momento y no tuvieron ni un solo fallo. Como anécdota, fue la camarera la que, tras los postres, nos preguntó si tomaríamos una copa, prueba de que no tenían ninguna prisa por que nos fueramos. Al final tuvieron el detalle de invitarnos al postre, los cafés y los gt's.

Total  factura: 183 euros
Pan y aperitivos: 7 euros
Champagne: 54 euros


Visita 13 de Marzo de 2010

Empezamos un aperitivo de salmón hecho a baja temperatura, muy bueno.
Luego las entradas:
Lasaña de vieira con bacalao al pil pil y tomates secos. Un plato aparentemente atractivo pero en el que el pil pil dominaba sobre el resto de los ingredientes, hasta el punto de que la vieira y los tomates secos pasaban totalmente desapercibidos.



El nivel subió con la segunda entrada, los huevos perigordine. Un gran plato. Huevo con yema de intenso color y sabor, sobre una tortita de pan, acompañado de un bloque de foie y tierra de boletus. Sin duda el mejor plato de la noche.



Los platos principales:
El atún rojo en taco con salsa de pimientos rojos asados, demasiado hecho para nuestro gusto (en ningún momento se nos preguntó sobre el punto deseado).



Las manitas de cerdo rellenas de cordero con calçot. Crujientes por fuera y melosas por dentro. Un muy buen plato.



De postre pedimos las crepes suzette, que sabíamos que preparaban en la sala. Una incidencia técnica con los hornillos que utilizaban para prepararlos demoró su preparación. Una vez preparados, tardaron en servírnoslos bastantes minutos. La verdad es que estaban buenos.
Bebimos una botella de Abadía Retuerta Selección Especial. Agua no pedimos pero nos la sirvieron y cobraron, si bien es cierto que no nos cobraron los cafés.
Algunos detalles del servicio. Uno bueno fue el cuidado en la adecuada colocación de los platos en la mesa. Otros menos buenos: durante un rato se olvidaron de rellenarnos las copas de vino, se olvidaron de traer uno de los cafés, que tuvimos que reclamar y los petit fours llegaron cuando estábamos a punto de levantarnos de la mesa, con los cafés ya tomados y la vuelta de la cuenta en la mesa.
Total  factura: 150 euros
Pan y aperitivos: 7 euros
Vino: 30 euros