De nuevo otro restaurante al que llegamos corriendo. Al parecer esta ha sido la tónica de nuestro viaje, correr para estar en punto a la hora de cenar.
El local no tenía todavía la fachada iluminada, pasaba bastante desapercibido y esa zona no es precisamente la mejor como para equivocarse.
Estuvimos algunos minutos esperando hasta que nos llevaron a nuestra mesa, lo cual desconcierta un poco, ya que no sabes si pasar o esperar en la puerta.
Nos sentaron en el lounge, que estaba decorado con una clara tendencia escandinava, lineas depuradas, con un predominio de colores musgo y grises a los que les aporta una nota de calidez la madera y los cojines de imitación pelo de oveja. Desde aquí pudimos apreciar como ejecutaba una casi perfecta coreografía el personal de sala.
COI es un imprescindible en San Francisco. Daniel Patterson abrió este restaurante en 2006, después de fallidas experiencias, e inmediatamente le otorgaron dos estrellas Michelin entre otros galardones. Actualmente es el 75 en la lista San Pellegrino.
La cocina está basada en el movimiento slowfood, muy de moda en la zona de California de un tiempo a esta parte. En en la cocina se utilizan productos locales orgánicos, muchas plantas y flores entre otros, sin renunciar a alimentos de origen animal de pequeños agricultores. Aunque Daniel Patterson va más allá, ya que utiliza en su cocina las técnicas más modernas que dan lugar a platos con sabores depurados y sencillos. Patterson hace también guiños a la cocina internacional, como puede ser a la asiática y en muchos momentos nos puede recordar a la de grandes cocineros españoles.
Visita 22 de Septiembre de 2011
Esta vez teníamos claro lo que ibamos a cenar, puesto que el restaurante sólo sirve un menú degustación. La decisión estaba en maridarlo o no. Como la experiencia nos dice que no nos van a servir vinos de grandes bodegas y que por ese precio se puede disfrutar de vinos más que decentes en la mayoría de los casos, si el restaurante no infla descaradamente el precio, decidimos pedir un riesling.
La noche comenzó con un aperitivo: Pan de arroz de gambas y puré de aguacate. Crujientes dips de arroz y gambas con una salsa de aguacate aderezada con limón y aceite que la hacían sutil y cremosa.
Melon/Cucumber. Un plato compuesto por pepino, melón y gelatinosa aloe vera de los que prácticamente se apreciaba el buen sabor. Un plato refrescante y complejo.
Geoduck. Un entrante interesante cuyo ingrediente principal es el geoduck o almeja marina gigante, nativa de la Costa Oeste de Estado Unidos. Puede llegar a pesar hasta cinco kilos y medir hasta un metro. Excelente combinación la que se consigue en este plato con manzana verde, hinojo y lemon grass.
Tart. Tarta de tomate con base de pesto, olivas negras y pimienta negra. La base es un pesto presentado como trampantojo con mini tomates crudos y pelados, espuma de los mismos y galleta de aceitunas negras que estaba un poco dulzona. Esta bien, pero falla la textura de los tomates.
Eggplant. Uno de los mejores platos de la noche sin duda fue la suave crema de berenjena en contraste con crujientes judias y gelatina de agua de tomate que junto con el limón confitado y el cilantro forman un perfecto equilibrio de texturas y sabores. Plato que permanece en el recuerdo gustativo.
Popcorn grits. Palomitas con crema de sémola y mantequilla. No le encontramos la gracia al plato.
New onion+potato. Ensalada de patata, cebolla, espárragos, rábano, soja y brotes. No aporta mucho. Los dos últimos algo complicados.
Abalone. Oreja de mar de la Bahía de Monterry. De textura algo correosa y sabor parecido a la vieira es este marisco de concha tan apreciado en el mundo y que nos presentaron de una manera muy simple y sofistificada para no restar la importancia que el ingrediente principal merece.
Beef. Magnifica pieza de lomo envuelto en una rica costra de liquenes acompañado de espinacas de Nueva Zelanda, chantarellas y especias nativas. Después de tanto vegetal este plato se aprecia mucho más. La carne estaba poco hecha, justo como nos gusta. El sabor era insuperable.
Fresh cheese/fig. Consistía en un higo dulce con quenelle de queso cremosa. Buen postre.
Row peach. Trozos de melocotón con sorbete del mismo, helado de leche y espuma de refresco de limón. Muy buen postre con elegante sabor.
Flavors of licorice. Bizcocho caliente de trigo ligeramente tostado acompañado de una rica crema, hinojo y coulis de frambruesa con pequeños trozos de caramelo rellenos de intenso regaliz.
Terminamos la cena con un papel de chocolate inflado y crujiente, que se parecía a algún cereal del desayuno.
El servicio profesional y atento, aunque como suele pasar en muchas ocasiones, cerca del final se demoraron bastante en traer los últimos platos, ya que estaban recogiendo.
Total factura incluyendo "service charge 18%": 478.83 $
Total factura cena: 411.51 $.2 Degustation Menu: 310,00 $.
1 Joseph Biffar Riesling: 64,00 $.
Que buen sitio!! Algunos platos me han sorprendido y encantado, los que más el melon/cucumber por su creativa mezcla de sabores y el geoduck que me parece tambien de lo más sugerente. Gracias por acercanos este buen restaurante tan lejano!!
ResponderEliminarGracias a ti Miguel Angel por tus comentarios. A nosostros lo que más nos sorprendió fue ver la foto de un geoduck en google, son impresionantes! Saludos.
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